Aquí os contaremos nuestras historias mitológicas favoritas, así como trataremos de elaborar un completo bestiario con las más importantes criaturas de la historia de la humanidad.
Y para inaugurar la sección os voy a contar la leyenda de Marduk, el dios babilonio, lo que me permitirá a su vez hablaros del origen de mi propio nombre, la criatura conocida como Tiamat.
Al principio de los tiempos, antes de que el Cielo y la Tierra tuvieran siquiera nombre, sólo existían las aguas primordiales (Apsu: el agua dulce y Tiamat: el agua salada). De su unión nacieron los dioses, que en su tercera generación direron lugar a Ea, dios de la magia.
Apsu que le molestaba el revolotar de sus descendientes decide terminar con ellos, pero Ea, mucho más inteligente crea un hechizo que le sumerge en un profundo sueño, del que nunca despertaría (algo así como un coma, y es la razón por la que el agua dulce es más tranquila que el agua salada)
Ea toma posesión de las profundidades acuáticas y vive allí con su esposa. Teniendo un hijo, el joven y poderoso Marduk (imagen de la izquierda)
Pero a Tiamat no le hace ninguna gracia que hayan sumido a su consorte en un letargo de tal duración por lo que monta en cólera y decide exterminarlos a todos.
Hay que decir que en su origen babilónico Tiamat se asume como ente femenino, mientras que su consorte Apsu es másculino. (De su uso en la cultura actual hablaré al final del post)
Tiamat desata su poder y envía a su ejército de monstruos y demonios encabezados por su propio hijo, Kingu.
Ea, que no puede hacer nada contra Tiamat y sus hordas manda a su hijo Marduk para que se enfrente al ejército de Tiamat. Marduk acepta y establece un trato, de modo que el que venza tendrá y poder y dominio total sobre el resto de los dioses.
De modo que Marduk (como si de Kratos se tratara) carga, imbuido con los poderes de los dioses y, portando varias armas mágicas, se enfrenta contra Tiamat en su forma de monstruo. Entre las armas de Marduk se encontraba una red mágica y el poder de los siete vientos, de este modo, el guerrero apresa a Tiamat en su red y inmovilizándolo con los vientos para finalmente partirlo en dos. Con la mitad superior de su cuerpo crea el cielo, las estrellas y los planetas y con la mitad inferior la tierra. De la sangre de sus ojos brotan los dos ríos mesopotámicos: el Tigris y el Eufrates (sabed que al igual que los egipcios estas culturas relacionan gran parte de sus mitos con el agua, el mar y los ríos de vido a su entorno)
Posteriormente, Marduk acorrala al ejército de monstruos y se enfrenta a ellos, dejando a Kingu para el combate final. Tras una intensa battala, Marduk sobrevive al terrible hijo de Tiamat y crea con su cuerpo muerto a la raza humana.
De éste modo Marduk se proclamó señor de los dioses babilónicos. Dios de la magia, la luz e igualmente dios cazador de dragones. En ocasiones su símbolo es un dragón alado con cuernos llamado Mushhushu.
En cuanto a Tiamat en la actualidad: el concepto draconiano y femenino de la deidad babilónica fue utilizada por Margaret Wais y Tracy Hickman para su magistral trilogía de libros: Crónicas de la Dragonlance y todos los libros posteriores (os la recomiendo, a ver si hago un post sobre ella) Inspirados en este mito dieron forma a su propia Reina de la Oscuridad, la perfida Takhisis.
Takhisis, diosa del mal, bebe directamente de estas fuentes y en en sus diversas manifestaciones puede adoptar la forma de un enorme dragón de cinco cabezas de todos los colores.
Por otro lado la imagen de éste dragón, pero en masculino, se empleo para crear a Tiamat, el dragón, de la serie de animación dragones y mazmorras.
Y para acabar remarcar la semejanza entre Tiamat y el dragón del Apocalipsis según San Juan, descrito como una gigantesca bestia con siete cabezs y diez cuernos, coincidiento con los babilónicos en la figura de un gigantesco monstruo destructor.
Bibliografía: Enciclopedia de la mitología universal. Editorial Parragon.
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