jueves, 24 de octubre de 2013

Sobre las dosis de tensión con registro maestro: Capitán Phillips.


Para los excursionistas que anden con la mirada hacia el otro linde del camino, os contaré que esta semana ha sido la "Fiesta del Cine" en un buen número de salas de nuestro país adscritas a esta promoción/idea.
A lo largo del lunes, martes y miércoles de esta misma semana, y durante todo el día, el precio de las entradas de las proyecciones se ha visto reducido a 2,90 euros, previa acreditación tras un sencillo registro por internet sin coste adicional.
Esta interesante idea ha incrementado notablemente el acceso al séptimo arte de los ciudadanos españoles durante 3 días, lo que se ha comprobado en algunas colas que no había visto desde el estreno de grandes como Parque Jurásico.

Total que aprovechando el descuentillo, he visto un par de pelis estos días.

La primera, la que nos ocupa en esta crítica, es la última caracterización de quien para mí es el mejor actor de Hollywood de esta generación. Hablo naturalmente de Tom Hanks y de su Capitan Phillips.

La obra adapta una novela basada en un hecho real y nos narra un episodio en la vida de un capitán de la marina mercante. La historia de una travesía de carga más en la vida de ese hombre que dio un giro inesperado al ser su buque asaltado por piratas somalies.

Para despistados como un servidor que desconocíamos la historia de este hombre y que no habíamos tenido la suerte, o la desgracia según se mire, de ver entrevistas previas a la obra, el disfrute es total. Mayor aun que de haber sabido de su historia con anterioridad.

A diferencia de lo que me pasó hace poco con la obra de Cuarón, Gravity, en la cual en ningún momento empaticé con el peligro vivido por Sandra Bulock, no llegando a temer en ningún momento por su vida. El no conocer de antemano el desenlace de la historia de este capitán permite vivir con verdadera tensión tal angustiosa situación.

La dirección de las escenas y la interpretación tanto de Hanks como de los piratas es esencial para ello y está perfectamente ejecutada. La sensación de impotencia y la perforante pregunta de qué haría yo en esa situación,  te aborda durante las dos horas de película.

Tom Hanks domina la escena con maestría y trasmite sangre fría y determinación a la hora de lidiar con unos asaltantes nerviosos y desesperados. Nos invita a sufrir con él y a pensar como él en su empeño en salvaguardar su barco y su tripulación.

Como punto negativo, siempre lo hay, hablaré de la cámara. Hay una tendencia moderna a la grabación realista cámara al hombro y un excesivo abuso de los primeros planos, sobre todo en la primera media hora de metraje.
Eso no me ha entusiasmado. Llegas a acostumbrarte, no estoy hablando del nivel de la bruja de Blair ni muchísimo menos, pero aun así nunca he disfrutado de contar los poros de la piel a los protagonistas. ¿Realismo? Quizás. ¿Influye a la hora de meternos en la situación? Es posible, lo cierto es que llegado un punto dejé de prestar atención a cómo era la grabación dado que estaba demasiado pendiente de lo que estaba pasando en ese barco.

Esta no es una obra de acción al uso, no veremos a Tom Hanks convertido en John McClane saltando entre los bloques de carga empapado en sangre y neutralizando somalíes con su reglamentaria, pero les aseguro que no faltará adrenalina, y contendrán la respiración en más de una ocasión hayan oído hablar o no de su desenlace.

Esta no es una historia entrañable y carsimática como "Forrest Gump"; no es una lección de historia de violencia y realismo como "Salvar al soldado Ryan".

Es quizás excelente obra sin grandes pretensiones detrás de ella. Su argumento es sencillo, se puede contar en apenas unos segundos. Quizás no dejará huella por sus cambios de ritmo, por sus situaciones originales, por giros argumentales o finales sorprendentes. Es muy posible que no sea recordada por una escena en concreto, incluso no sea una obra que se convierta en cinta de revisionado obligatorio, como pueda serlo Forrest Gump. Pero a cualquier persona capaz de entender lo que puede suponer que un hombre desesperado te apunte con un arma a la cabeza, pasará dos horas de verdadera tensión.

Y al fin y al cabo, de eso se trata el cine, ¿no? De provocarnos emociones.

Nota: 8/9.

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