martes, 4 de marzo de 2014

Resistance 3: bueno por sí solo... flojo en su contexto.


 


Ya lo sé excursionistas. Ya sé que no soy pionero ni innovador en cuanto a los análisis que cuelgo ultimamente. 
Resistance 3 (R3) lleva a la venta desde Noviembre de 2011. Dos años y pico y yo vengo acomentarlo ahora.
Pues sí... siempre puede haber algún despistado.

Aviso de spoilers para los que no jugaran las anteriores dos entregas.

Con Resistance 3 se pone punto y final a esta saga retomada tras la segunda entrega donde Nathan Hale, nuestro personaje jugable, moría tras combatir heróicamente a la invasión Quimera.

En R3 nos ponemos en la piel de Josheph Capeli, el soldado que dio muerte a Hale tras compeltar su misión para evitar que el virus Quimera lo conviertiera en un monstruo.

Fin de spoilers

Qué decir de esta obra...

El juego en sí es muy bueno. Continua la gran historia narrada en las anteriores entregas para darle una conclusión final. Los gráficos son espectaculares y lucen genial en nuestras pantallas. Los enemigos son duros, horribles y nos daran horas de dificultad con algún que otro bicho de tamaño familair esperándonos. Y el arsenal de armas con la posibilidad de llevar más de dos dónde elegir recuperado de la primera entrega nos hace muy divertida la experiencia de combate...
 
pero...

la historia tiene sus más y sus menos.

Por un lado la perspectiva de Hale era demasiado impersonal. Ahora las cinemáticas con Capelli nos muestran un guerrero más humano,  de lo que vimos con Hale. El saber que tiene familia que se preocupa por él nos hace a nosotros preocuparnos más por el personaje. Y determinada secuencia donde el villa no será una quimera nos resultará sobrecogedora y asistiremos impotentes a su conclusión con rabia y frustración como en poco juegos he podido experimentar.

La sección de la prisión donde el enemigo deja de ser la quimer y pasa a ser el propio ser humano es exquisita.

Sin embargo los enfretamientos con las quimeras han perdido la frescura de los primeros juegos, y parece que se nos ha olvidado algo...
 
se supone que estamos en Nueva York, pero no hay un aspecto verdaderamente reconocible de la ciudad, mas que una simple secuencia de Una dañada estatua de la Libertad. 

Hubiera deseado caminar por una Nueva York arrasada pero reconocible y emblemática, pero la nieve y la terraformación apenas deja recuerdo de la gran manzana.

Finalmente el final es simple, rocambolesco e interesante por su percepción subjetiva y rápido y poco épico en su video final. 

Nos deja algo fríos... pese a comenzar a calentar el planeta.


NOTA: 7.5/10

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